lunes, 16 de febrero de 2009

De la Voladora al Metro


Regresé a Santo Domingo un 26 de enero, después de pasar casi un año y medio fuera de mi pais. Tras cerca de dos meses metida en internet intentando encontrar un billete aéreo que se ajustara a mi presupuesto euristico para retornar a mi tierra, y al final lo logré.
Sentí el calor caribeño desde que me desmonté del avión, y que tanto añoraba al venir de Sevilla donde me castigaban los minusculos 3 y 4 grados, obligandome a forrarme por completo para poder hacer frente a las bajas temperaturas.
Mis padres expectantes y emocionados arribaron al aeropuerto unos cuantos minutos después de mi llegada, lo cual me desconcertó al principio, ya que pensaba que habían olvidado que su retoño regresaba aquel memorable dia de Duarte.
Al fin, cuando nos vimos, nos confundimos en un solo abrazo después de pasar tanto tiempo lejos, separados por un inmenso océano, pero unidos a traves del amor de nuestros corazones.
Otra vez estoy con mi gente en República Dominicana, un pais sumamente especial, que valoré mucho mas al estar en playas extranjeras, basicamente por la calidez y alegría de nuestra gente.
Sin embargo, al retornar a la realidad, me doy cuenta de lo mucho que nos falta como país para alcanzar que los ciudadanos tengan garantizados al menos los servicios básicos, como salud, educación, alimentación, agua, electricidad y transporte. Oh el transporte que tantos dolores de cabeza me ha causado a lo largo de mis años.
Me volví a subir a la típica voladora (autobus público), al concho (carrito público), pero tambien me subí al metro, si señor, a la primera línea de la controversial obra del presidente Fernández que contrasta con la pobreza en su paso por la zona por donde hace su recorrido el tren del progreso. Debo reconocer que fui una de las que criticó la obra al inicio de su construcción porque entendía que el país tenía otras prioridades a las cuales debía darseles solución antes de embarcarse en un proyecto de semejante envergadura.
Pero señores,el Metro está hecho y debo reconocer que es una chulería. Me monté en la parada de la UASD y en menos de 25 minutos estaba en la estación Hermanas Mirabal en la urbanización Máximo Gómez.
Mientras hacía el recorrido, con el tren atestado de gente, y con las bromas de los pasajeros que se están acostumbrando al nuevo medio de transporte, observaba como el tapón contínua en la vía, pero esta vez con las guaguas vacías ofertando su mediocre servicio por 10 pesos, intentando seducir con su bajo precio a los usuarios, en sus deterioradas unidades.
Que bueno que tenemos el Metro, sólo espero que sepamos valorarlo y cuidar de sus instalaciones porque verdaderamente pertenecen a todos los dominicanos.

Mis libros preferidos

  • 11 Minutos, Paulo Coelho
  • El Oro y la Paz, Juan Bosch
  • El Perfume, Patrick Suskind
  • Paula, Isabel Allende