
En esta vida siempre hay algo que decidir, desde aquellas cosas tan triviales como el color de la blusa que te vas a poner, hasta asuntos tan trascendentes como elegir la persona con la que piensas pasar el resto de tus días.
En alguien tan indecisa como yo, a quien le cuesta dar un paso por temor de hacerlo en falso, ha sido un rompecabezas el tener que poner en una balanza por un lado mi familia y los míos, la seguridad de un trabajo,y por el otro mi superación profesional acompañada de la idea de haber encontrado otra vez el amor.
Cuesta decidir entre cosas tan fuertes, entre amores distintos, entre blanco y negro, entre isla y continente.
Lo peor de todo es la incertidumbre de no saber si has tomado la decisión correcta, peor aun es quedarte con la idea de lo que pudo ser y no fue, por no haber tomado la decisión que te señalaba insistentemente tu corazón.
En definitiva, cada quien es el arquitecto de su propio destino, y lo que hará la diferencia es la calidad de las decisiones que tomó a lo largo de su vida. Lo importante es luchar por lo que se quiere y que por mas que la dificultad asome, seguir adelante y no mirar atras.