Amor de verano

Ana lleva todo un año planeando sus anheladas vacaciones, por fin es agosto!!.
Ha terminado de hacer sus maletas, sus mejores amigas le esperan para emprender la aventura de irse a una de las playas del sur de España.

Allí además de disfrutar del sol y las aguas del Atlántico, las sardinas y la cervecita fresquita, ella y sus cómplices de viaje esperan "ligar" y pasar un verano de lujo si logran conquistar a uno de los tantos chicos guapos que se pasean por la playa.

No se trata de nada serio, Ana solo quiere un entretenimiento para los quince días que durará su estancia, lo tiene muy claro solo quiere diversión, pasarla bien, vamos, lo que quiere es un "rollo", un amor de verano.

Al igual que Ana, buena parte de los jóvenes en España y en Europa, tienen una visión más liberal sobre las relaciones de pareja. Saben establecer límites entre lo meramente sexual de lo sentimental y lo manejan con una madurez sorprendente. Saben a lo que van, aunque también es destacable el hecho de que cuando deciden tener una relación formal suelen ser los mas fieles y dedicados a sus parejas.

Con todo esto no quiero decir que en Latinoamérica no se den estos amores fugaces y efímeros. Lo claro es que a nosotros se nos hace más difícil no mezclar una cosa con la otra, es decir que involucramos los sentimientos con mas facilidad puesto que no sabemos ser "amigos con derecho" sin tener la esperanza de llegar a algo mas con la persona en cuestión.

Esa es una de las cosas que han llamado mi atención al vivir en este país. Respeto a quien puede mantener una ilusión con fecha de caducidad, pero en lo particular prefiero la estabilidad a los amores que se esfuman entre las olas del mar. Aunque pensándolo bien no niego que debe ser una bonita experiencia que se guardará con cariño y nostalgia en el baúl de los recuerdos.
Aun así, yo prefiero ver una puesta de sol en compañía y caminar por la orilla con un amor que dure toda la vida.