miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿Cuál liberación?


Tener que levantarte a las 5 ó 6 de la mañana cada día, a arreglar a tus hijos para que vayan al colegio, preparar el desayuno y dejar la casa en orden antes de irte a trabajar.
Ya en tu centro de trabajo cumplir con las responsabilidades propias a la tarea que desempeñas, en una jornada mínima de 8 horas diarias de estrés, ajetreo y por qué no, también satisfacciones y logros.

Desde allí coordinas todos los movimientos que harás al salir de la oficina, a qué hora harás la compra, piensas en el montón de ropa que tienes que lavar, en ayudar a los niños con las tareas de la escuela, en preparar la cena.
Uff! en qué le vas a comprar a tu marido por su cumpleaños,pensar en una velada romántica.
Te duele un poco la cabeza, aún así tu mente no para de bombardearte con todas las cosas pendientes que aún tienes por hacer, sigues con la rutina hasta que por fin llega la hora de dormir, estás muy cansada. Pero todavía te queda una tarea por cumplir, la de esposa y amante, el amor aguarda por ti.

A éstas y otras responsabilidades se enfrenta la mujer actual. Todo a cambio de una supuesta independencia y gracias a la mal llamada liberación femenina.

Es cierto que hemos alcanzado grandes conquistas, sin embargo el precio a pagar es una mayor carga de responsabilidades, diferente a los tiempos de antaño en los que nuestra labor se limitaba a la de ser madres y esposas, amas de casa.

Hoy a eso, le hemos sumado una jornada laboral y una mayor presión de la sociedad que cada día nos exige mas.

Yo creo que negociamos mal, que los hombres salieron ganando, se quitaron un peso de encima que nosotras muy gustosas nos ofrecimos a cargar.

Hemos demostrado que tenemos la capacidad para asumir retos, de alternar múltiples funciones, pero por favor que me lo vendan de cualquier forma menos como liberación femenina.

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Mis libros preferidos

  • 11 Minutos, Paulo Coelho
  • El Oro y la Paz, Juan Bosch
  • El Perfume, Patrick Suskind
  • Paula, Isabel Allende