Un examen, cuatro prácticas por realizar, un guión que ensayar, diligencias personales por hacer y un ordenador que me distrae. Sencillamente la mejor manera de perder el tiempo.
Me levanto con la firme convicción de centrar mi atención en las cosas que debo realizar pero qué va, reviso el correo, entro a facebook, chequeo los periódicos, leo la palabra diaria y así, hasta que me percato que llevo dos horas frente a la pantalla.
Aplazar las responsabilidades es un mal hábito que cuesta erradicar, luego vienen las prisas, las tensiones innecesarias y el sentimiento de culpa repitiéndome constantemente que debí haber invertido el tiempo eficazmente.
Es sin duda, una costumbre que caracteriza a la mayoría de los dominicanos de dejar todo para última hora, pero que si nos proponemos podemos vencer. Esfuérzate si también tú lo padeces.
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