viernes, 19 de septiembre de 2008

Hospedarse en un convento

Hospedarse en el silencio y la paz de un convento
Pese a ser concebidos para la vida religiosa, en Sevilla también los hay que ofrecen sus habitaciones a quienes desean pasar días de reflexión y tranquilidad

María Teresa Morel | Actualizado 16.09.2008 - 05:03
2 votos ¿Qué tienen en común una chica a punto de someterse a las pruebas de selectividad para optar por un puesto en una institución pública y un joven escritor inmerso en terminar su próxima obra? La respuesta es que ambos necesitan concentración y tranquilidad para lograr su objetivo, y no cualquier lugar es idóneo para conseguirlo. Lo último que alguien pudiera imaginarse es que en medio del silencio y la espiritualidad de un convento quienes así lo precisen pueden pasar unos días apartados del mundanal ruido.

En Sevilla existen tres recintos que abrieron sus puertas para ofrecer su servicio de hospedería como una manera de compartir la religiosidad y la paz, y al mismo tiempo contribuir económicamente con el mantenimiento de las congregaciones. Se trata del Monasterio de San Clemente y los conventos de Santa Rosalía y Santa María, este último en Marchena.

Situado en la calle Cardenal Spínola, el convento de Santa Rosalía ha destinado parte de su monasterio para hospedaje, siendo un lugar idóneo para quienes deciden retirarse a meditar y donde sus huéspedes pueden disponer incluso de la iglesia conventual para celebrar la eucaristía o la sacristía para conferencias.

Las religiosas de la congregación decidieron adaptar la casa antigua del capellán como hospedería en 2002. Desde entonces, este convento se ha convertido en el preferido por los peregrinos que deciden hacer el sacrificado Camino de Santiago, según afirma la madre superiora del convento, Dolores Otero.

Cada año, cientos de personas pernoctan en este lugar y después emprenden el camino hacia Santiago de Compostela, ya que el ambiente que allí se respira es propicio para la preparación hacia su recorrido espiritual.

La Semana Santa es la temporada donde hay una mayor ocupación de las habitaciones, cuyo costo oscila entre los 15 y 20 euros, dependiendo de la condición económica del huésped.

Según cuenta la religiosa, algunos de los que se han hospedado en el monasterio "han querido rezar con nosotras y compartir nuestras oraciones de la mañana, lo cual nos gusta mucho".

Sin embargo, esto no discrimina a quienes no comparten la fe católica, pues no hay restricción al hacer las reservas, salvo efectuarlas con 15 días de antelación.

El Real Monasterio de San Clemente también constituye una opción. Ubicado en la calle Reposo numero 9, su hospedería dispone de cinco habitaciones, así como una capilla para la oración.

Los visitantes prefieren hospedarse durante la primavera que corresponde a la época de cuaresma y en el otoño, por lo que durante el verano y el invierno las puertas del convento están cerradas al público, según explica la abadesa, Esperanza Fernández.

A diferencia de los demás conventos, éste sólo permite el hospedaje a grupos de oración para retiros, ofreciéndoles la eucaristía y la liturgia de las horas.

Las habitaciones tienen un costo de 40 euros si la estancia es de un día y de 35 si se piensa pasar más de un día. En cuanto a las comidas, sólo se sirven a solicitud de los clientes.

Con el cantar de los pájaros y las ruinas del palacio ducal como contrapunto, y a sólo 60 kilómetros de Sevilla, en Marchena encontramos el convento de Santa María, la única hospedería dentro de una orden religiosa de clausura.

Las monjas ofrecen este servicio a partir de la solicitud de la Alcaldía del pueblo que, ante la alta demanda de habitaciones durante la Semana Santa, pidió habilitar un área del convento para hospedería. Junto a la Semana Santa, agosto es la temporada alta.

El convento de la Purísima Concepción, como también se le conoce, dispone de 12 habitaciones, cuatro individuales, con un costo de 28,89 euros y ocho dobles a 46,01, impuestos incluidos. Todas las habitaciones disponen de aire acondicionado, agua caliente, sofá, mesa de lectura y baño incluido, además de las áreas comunes.

La hospedería está en una dependencia del convento en las proximidades del Palacio Ducal de Arcos, uno de los monumentos civiles más importantes de Marchena.

Sor Susana Kamene, de nacionalidad keniana, encargada de la administración de la hospedería, afirma que los vecinos han acogido de manera positiva la iniciativa que cada vez atrae más clientela, conformada básicamente por extranjeros, grupos neocatecumenales y familias atraídas por la tranquilidad y placidez del lugar.

Este convento también es famoso por la elaboración de una gran variedad de dulces artesanales, los cuales se sirven en las habitaciones para degustar con el café o después de la comida.

Aquí los huéspedes no tienen restricción en el horario de llegada, las habitaciones están en una dependencia aparte del convento.

Otro valor añadido en el convento son los cánticos que cada mañana entonan las hermanas de la congregación, que hacen que muchos de los que vuelven a hospedarse allí prefieran las habitaciones que dan al coro, según cuenta Sor Susana.

Las comidas servidas por las monjas de este convento gozan de fama en Marchena y se adaptan a las exigencias y gustos de los clientes. Se ofrecen a grupos a partir de 15 personas,en celebraciones de bautizos y comuniones, así como a los huéspedes.

El desayuno cuesta 3 euros, el almuerzo oscila entre los 15 y 18 euros y la cena puede variar de 10 a los 12 euros. Para quienes opten por la pensión completa, su costo es de 25 euros más los impuestos.

Junto a la elaboración de dulces, la comunidad de este convento también organiza labores y trabajos artesanales en los salones de la hospedería, que son abiertas al público en general.

1 comentarios:

trompo dijo...
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