miércoles, 18 de marzo de 2009

Me quité el anillo


Cuando era una jovencita que aun no tenía ni idea de qué carrera universitaria cursar cuando llegara al término de la secundaria en mi natal Villa Vásquez, veía como una gran quimera el colocar en mi dedo el anillo que simbolizaba la conquista de un sueño.

Aquel aro dorado con el escudo de la Primada de América me ilusionaba tanto, que años después tras emigrar a Santo Domingo en busca de la superación personal y profesional que mi pueblo no me brindaba, lo veía en las manos de algunos profesionales graduados mientras iba en mi “voladora” hacia la UASD y pensaba ¿Cómo es posible que estas personas aun después de graduarse continúen a pie?

No puedo negar que esto me desilusionó en principio, pero yo seguía entusiasmada con mi carrera, tanto así que pude culminar mis estudios en cuatro años y medio, a pesar de las dificultades que suponen el estudiar en una universidad pública, pese a la masificación, a las huelgas, y a todo, porque yo quería ponerme mi anillo.

Puede sonar superficial de mi parte, pero me ilusionaba tanto la idea de que la gente al ver mis manos se dieran cuenta que ya era una flamante profesional.

En 2004 mis sueños se hicieron realidad, y lo mejor de todo fue que no tuve que invertir ni un pesito en mi anhelada joya gracias a mis calificaciones, lo cual significaba que la universidad se comprometía en regalarme el anillo. Que emoción!!!

Al fin lo tuve en mis manos, que orgullosa me sentía. No me lo quitaba para nada, con el hasta hace unos días me paseé incluso internacionalmente donde siempre me preguntaban por el dichoso anillo, y yo vanita respondía que era de mi universidad, recalcando siempre, que era la mejor de mi país y sin dejar de quitármelo para que vieran que dentro tenía inscrito mi nombre.

Cinco años después de tenerlo en mis manos y tras una gran decepción de ver los desastres que ocurren en el departamento de registro y por todo lo que he tenido que pasar en estos días para conseguir la legalización de mi titulo universitario decidí quitarme el anillo.

El pique, la rabia y la impotencia pudieron más que mi orgullo profesional expresado en aquella prenda. Hoy mi mano izquierda luce desnuda y desolada, así como la de muchos profesionales que no tienen trabajo y que cada día luchan por encontrar una oportunidad que les permita tener un mejor nivel de vida, así como aquellos que cada día tienen que hacer una larga fila para conseguir algún documento y ven sus anhelos frustrados al no poder obtenerlo.

No lo niego, me costó decidirlo pero me liberé, ya me quité el anillo.

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Mis libros preferidos

  • 11 Minutos, Paulo Coelho
  • El Oro y la Paz, Juan Bosch
  • El Perfume, Patrick Suskind
  • Paula, Isabel Allende